Soy
andaluz, me siento andaluz y estoy muy honrado de serlo pero… también me siento
español, profundamente español. Amo a mi Patria y me siento orgulloso de ella;
de su historia, de sus gentes, de su cultura, de su patrimonio, de su
geografía, de… de todo lo que se llame España.
Por
eso no comprendo que quieran romperla, no comprendo que puedan separar 500 años
de historia. Creo que el independentismo catalán se basa en falacias fácilmente
refutables a poco que uno busque información sobre ello. Yo he buscado esa
información (vosotros también podéis hacerlo) a través de diversos medios,
información que no voy a reproducir aquí ya que esta entrada se haría
interminable. Sí que puedo afirmar basándome en la información encontrada que no
hay ninguna razón históricamente objetiva para que Cataluña tenga que separarse
de España. Ni histórica, ni geográfica, ni de ninguna clase. Al menos yo no la
encuentro.
Por
otro lado, creo que la convocatoria de este referéndum se ha hecho de forma
totalmente ilegal y saltándose todos los procedimientos democráticos. Así no es
de extrañar que el Estado reaccione, no puede cruzarse de brazos ante el órdago
independentista e intentará que la consulta ilegal no se lleve a cabo. Lo que
espero y deseo es que la cordura y no el fanatismo imperen el 1 de octubre.
Ojalá sea así porque los ánimos están muy exaltados y las emociones a flor de
piel.
Yo
por mi parte siento una profunda tristeza a la par que rabia contenida. Y pido
a Dios que a partir del 1 de octubre impere el diálogo y que de ese diálogo
salga una solución que contente a todas las partes. España no se merece lo que
está pasando, España no merece políticos fanáticos que quieran acabar con ella.
Tampoco merece políticos inmovilistas a todas luces ineptos que nos han llevado
a esta situación por su cabezonería en no hacer nada pensando que las cosas se
arreglarían solas. Me temo que con los actuales interlocutores el problema será
insoluble. Pues habrá que cambiarlos. Por el bien de España.
Marco Atilio